En estos días, hace un año, las cumbres de Gran Canaria ardían, campos y bosques amenazados por una triple coincidencia de factores naturales y más de una negligencia y desidia humana. Sumidos en un inevitable desasosiego y sentimiento de impotencia, como tanta gente en la isla, nos dimos a pensar qué respuesta teníamos que dar individual y colectivamente a esta amenaza que, como ya nos dicen, será recurrente en esta era de cambio climático. Ahí surgió La Cumbre Vive.

En torno a La Cumbre Vive, nos suelen preguntar qué es, porqué y para qué de este programa que propusimos y abanderamos desde la dirección general que detento. En esta primera entrada del blog que estamos inaugurando, nuestra intención es precisamente explicar la naturaleza de La Cumbre Vive aunque, ni que decir tiene, las propias actuaciones y el relato que haremos de ellas irán desgranando las claves y lógicas de esta intervención. Intentaremos hacer un relato lo más cercano posible pues, al fin y al cabo, la cultura y la naturaleza se suele percibir como una vivencia emocional y personal.

El punto de partida en el planteamiento de la intervención consistió en considerar que los grandes incendios forestales, más que circunstanciales, eran un efecto estructural, producto combinado de las intervenciones humanas a nivel insular y global, del modelo de desarrollo seguido. Por lo tanto, teníamos que plantearnos cómo transmitir la imperiosa urgencia de transitar hacia un desarrollo sostenible en Gran Canaria, ese ideal de Ecoisla que orienta las políticas del gobierno insular y cuyos elementos centrales parecen suscitar el consenso de amplios sectores de la sociedad grancanaria.

Por otro lado, el diseño de la herramienta debía dar respuesta al enorme interés de de la sociedad en movilizarse por la isla. La experiencia nos dice que la implicación de las comunidades y ciudadanía ha demostrado suficientemente que mejora la eficiencia, al facilitar el diseño de soluciones técnicas más adecuadas, y la eficacia de las intervenciones, al acercarse a la idea de bienestar expresadas individual y colectivamente. Una dimensión a considerar es la puesta en valor del conocimiento y la cultura local aparejada en la implicación de la comunidad en las soluciones y decisiones públicas y su contribución a la identidad y cohesión colectiva.

De ahí que la movilización, implicación, participación y sensibilización de la población fuese considerada como un elemento central de la lógica de la intervención de La Cumbre Vive cuyo objetivo central es la promoción de un modelo de desarrollo definitivamente más sostenible para la Cumbre y medianías de Gran Canaria, desvelando al conjunto de la sociedad los mimbres de ese ideal de Ecoisla y cómo ser sus hacedores y protagonistas. Por ello, las acciones de divulgación y sensibilización de La Cumbre Vive tienen que visibilizar y mostrar el hilo conductor y lógica de desarrollo de todas las intervenciones que se realizan en el medio rural y natural de la isla lo que tiene que ofrecer el marco para
movilizar a la sociedad en la defensa de nuestros campos y espacios naturales protegidos.