Las tradiciones y la cultura son elementos que deben pasar de generación en generación. En épocas de incertidumbre necesitamos comprometernos con su preservación. En esta nueva normalidad se pone, aún más, de manifiesto la fragilidad e importancia de los valores y la identidad de Gran Canaria.

¿𝘾𝙤𝙣𝙤𝙘𝙚𝙨 𝙩𝙤𝙙𝙤𝙨 𝙡𝙤𝙨 𝙚𝙡𝙚𝙢𝙚𝙣𝙩𝙤𝙨 𝙙𝙚𝙡 𝙧𝙞𝙘𝙤 𝙥𝙖𝙩𝙧𝙞𝙢𝙤𝙣𝙞𝙤 𝙘𝙪𝙡𝙩𝙪𝙧𝙖𝙡 𝙙𝙚𝙡 𝙢𝙚𝙙𝙞𝙤 𝙧𝙪𝙧𝙖𝙡 𝙙𝙚 𝙂𝙧𝙖𝙣 𝘾𝙖𝙣𝙖𝙧𝙞𝙖? ¿𝙔 𝙡𝙤 𝙫𝙪𝙡𝙣𝙚𝙧𝙖𝙗𝙡𝙚 𝙮 𝙛𝙧á𝙜𝙞𝙡 𝙦𝙪𝙚 𝙧𝙚𝙖𝙡𝙢𝙚𝙣𝙩𝙚 𝙚𝙨?

El patrimonio rural de nuestra isla es especialmente abundante y cuenta con numerosos y variados elementos. Sin embargo, una crisis como la generada por el coronavirus pone de evidencia su vulnerabilidad. Tenemos la imperiosa necesidad de preservarla y acrecentarla para que su puesta en valor contribuya al desarrollo de las generaciones presentes y futuras en esta isla.

Los monumentos naturales y sitios arqueológicos de Gran Canaria forman parte innegable de su patrimonio histórico y etnográfico. Pero existen otros muchos elementos que pueden pasar más desapercibidos y tienen mucho valor, como las viviendas y edificaciones populares de los pueblos, los paisajes agrarios, la red de caminos, puentes o infraestructuras hidráulicas.

El conocimiento campesino, de labradores y pastores, los modos de vida y valores, las tradiciones folclóricas y oficios artesanales, o las variedades del léxico que encontramos en zonas de medianías y Cumbre de Gran Canaria, aportan un rico acervo al conjunto de su patrimonio rural. Todos estos elementos no se quedan anclados en el pasado, sino que, acrecentados y desarrollados, se sitúan como parte innegable y constitutiva de nuestro presente y futuro.

Gran Canaria cuenta con una amplia y maravillosa red de centros de interpretación y museos etnográficos, arqueológicos, culturales e históricos, en los que tenemos a nuestra disposición información, imágenes, reliquias y espacios que nos permiten sumergirnos en el pasado de la isla y conocer su evolución e influencia en la construcción cultural de la sociedad canaria.

Las ferias de artesanía, también agrícolas y ganaderas, organizadas a lo largo de la isla, son recursos también valiosos para acercarnos y conocer productos y oficios de nuestra cultura rural, un patrimonio valioso que forma parte de la identidad isleña canaria.

Esta crisis sanitaria y económica ha tenido algún impacto en los distintos elementos del patrimonio rural, especialmente a aquellos que son recursos culturales turísticos (centros de interpretación y museos) aunque también a los eventos culturales y manifestaciones sociales (ferias, fiestas populares y tradiciones culturales). En este sentido, las instituciones responsables y actores culturales están esforzándose para rediseñar sus productos y servicios culturales, y no solo utilizando las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías de información y comunicación.

No podemos dejar de mencionar el hecho de cómo esta crisis parece estar también afectando a la significación del campo y entornos rurales. Por un lado, los espacios abiertos y naturales del campo isleño parecen revelarse a la ciudadanía como zonas más seguras que además posibilitan actividades de esparcimiento y aire libre en mayor medida que los entornos urbanos. Incluso adquieren un mayor valor y atractivo residencial, ayudado por la creciente equiparación de servicios comunitarios entre zonas urbanas y rurales. Todo ello requerirá prestar especial cuidado por parte de las instituciones y de la población para que esta nueva presión sobre un territorio ya frágil y vulnerable no suponga un mayor deterioro.

𝙇𝙖 𝙣𝙪𝙚𝙫𝙖 𝙣𝙤𝙧𝙢𝙖𝙡𝙞𝙙𝙖𝙙 𝙨𝙪𝙥𝙤𝙣𝙚 𝙪𝙣 𝙚𝙨𝙘𝙚𝙣𝙖𝙧𝙞𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙣𝙤𝙨 𝙤𝙗𝙡𝙞𝙜𝙖 𝙖 𝙧𝙚𝙛𝙡𝙚𝙭𝙞𝙤𝙣𝙖𝙧 𝙨𝙤𝙗𝙧𝙚 𝙡𝙤 𝙛𝙧á𝙜𝙞𝙡 𝙮 𝙫𝙪𝙡𝙣𝙚𝙧𝙖𝙗𝙡𝙚 𝙦𝙪𝙚 𝙚𝙨 𝙚𝙡 𝙥𝙖𝙩𝙧𝙞𝙢𝙤𝙣𝙞𝙤 𝙘𝙪𝙡𝙩𝙪𝙧𝙖𝙡 𝙮 𝙧𝙪𝙧𝙖𝙡 𝙙𝙚 𝙡𝙖𝙨 𝙢𝙚𝙙𝙞𝙖𝙣í𝙖𝙨 𝙮 𝘾𝙪𝙢𝙗𝙧𝙚 𝙙𝙚 𝙂𝙧𝙖𝙣 𝘾𝙖𝙣𝙖𝙧𝙞𝙖. 𝘾𝙤𝙣𝙤𝙘𝙚𝙧𝙡𝙤 𝙚𝙨 𝙛𝙪𝙣𝙙𝙖𝙢𝙚𝙣𝙩𝙖𝙡 𝙥𝙖𝙧𝙖 𝙨𝙪 𝙥𝙧𝙚𝙨𝙚𝙧𝙫𝙖𝙘𝙞ó𝙣 𝙮 𝙙𝙚𝙨𝙖𝙧𝙧𝙤𝙡𝙡𝙤, 𝙮 𝙙𝙞𝙨𝙛𝙧𝙪𝙩𝙖𝙧𝙡𝙤 𝙚𝙨 𝙪𝙣 𝙙𝙚𝙧𝙚𝙘𝙝𝙤 𝙮 𝙪𝙣 𝙥𝙧𝙞𝙫𝙞𝙡𝙚𝙜𝙞𝙤 𝙙𝙚𝙡 𝙦𝙪𝙚 𝙙𝙚𝙗𝙚𝙣 𝙖𝙥𝙧𝙤𝙫𝙚𝙘𝙝𝙖𝙧𝙨𝙚 𝙡𝙖𝙨 𝙜𝙚𝙣𝙚𝙧𝙖𝙘𝙞𝙤𝙣𝙚𝙨 𝙥𝙧𝙚𝙨𝙚𝙣𝙩𝙚𝙨 𝙮 𝙛𝙪𝙩𝙪𝙧𝙖𝙨. ¡𝘾𝙤𝙢𝙥𝙧𝙤𝙢𝙚𝙩á𝙢𝙤𝙣𝙤𝙨 𝙖 𝙚𝙡𝙡𝙤!

Palabras ciudadanas: Algunas ideas de los panelistas

No se trata de transformar el territorio en una óptica de “patrimonio-museo”. Lo importante es vivir una experiencia actual, realista, del territorio. Yamilet Cárdenes Rodríguez, Guía intérprete

Vienen muchos visitantes a la cumbre, pero observamos una fuerte despoblación. Se necesita una estrategia de atracción de población, una estrategia integral con una fórmula para repoblar la cumbre. Carmen Artiles, Antropóloga, Casa Rural Bentayga en Tejeda

Es necesario no sólo hablar de preservación del patrimonio. El patrimonio es también modos de vida y personas. Es necesario rescatar la posibilidad de vivir en la cumbre, recuperar el territorio, los modos de vida, los patrimonios, así como el sector primario y las actividades económicas de sus habitantes. Anastasio Medina, Vecino de Juncalillo, Unión de Asociaciones de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria

El patrimonio son personas vivas que participan en la preservación, en la difusión y en la conciencia del patrimonio. Hay que generar condiciones de vida que permitan a la cumbre seguir siendo un territorio vivo y dinámico, con habitantes y personas, que son los que dan vida al patrimonio, paisajes y cultura. Lidia Esther Romero Martín,  Geógrafa, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

Observamos una sobrecarga de visitantes, sobrepasando la capacidad de carga que puede soportar determinados puntos territoriales muy frágiles. Hay un descontrol importante en el acceso al patrimonio. Sería necesario regular el acceso. Carlos Santana Jubells, Técnico arqueólogo, Cabildo de Gran Canaria

 

¡𝙑𝙞𝙫𝙖𝙢𝙤𝙨 𝙪𝙣𝙖 𝙉𝙪𝙚𝙫𝙖 𝙉𝙤𝙧𝙢𝙖𝙡𝙞𝙙𝙖𝙙, 𝙧𝙚𝙨𝙥𝙤𝙣𝙨𝙖𝙗𝙡𝙚 𝙮 𝙨𝙤𝙨𝙩𝙚𝙣𝙞𝙗𝙡𝙚!

“El patrimonio vivo necesita personas vivas” (Lidia Esther Romero Martín, Geógrafa, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria).

“Es necesario tener un enfoque holístico del paisaje” (Carlos Santana Jubells, Técnico arqueólogo, Cabildo de Gran Canaria).